martes, 29 de mayo de 2007

ENIGMAS DEL PODER
INFORME GEOESTRATEGIA
20 de mayo de 2007
por Gilberto Merchán y José Jesús Villa Pelayo


Jimmy Carter ataca a Blair por apoyo "ciego" a EE.UU. en guerra en Iraq

El ex presidente estadounidense Jimmy Carter atacó este sábado al primer ministro británico, Tony Blair, por su apoyo "ciego" a la guerra en Iraq, que describió como una "gran tragedia para el mundo".

En una entrevista con la emisora BBC, Carter fue interrogado sobre cómo describiría la actitud de Blair frente al presidente estadounidense, George W. Bush. "Abominable. Leal, ciega, aparentemente servil", respondió.

"Creo que el apoyo casi unánime de Gran Bretaña a las desatinadas políticas del presidente Bush en Iraq ha sido una gran tragedia para el mundo", sostuvo Carter.

Blair, que llegó el sábado a Bagdad en una visita sorpresa, ha estado pagando el precio de su apoyo declarado a Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos a nivel político y personal.

Su apoyo a la guerra, pese a una masiva oposición de la opinión pública, dividió a su Partido Laborista (en el poder), mientras la ausencia de armas de destrucción masiva en Iraq -principal argumento para ir a la guerra- y la aparente manipulación de la inteligencia erosionaron la confianza.

Blair y Bush también se negaron a apoyar los llamamientos de la comunidad internacional a Israel para que cesaran sus bombardeos contra Líbano en julio y agosto de 2006, lo cual también generó descontento en Gran Bretaña.

Carter, presidente de Estados Unidos desde 1977 a 1981, sugirió que Blair podría haber influenciado de manera crucial la opinión pública y política de Estados Unidos si se hubiera distanciado de Bush tras la invasión de Iraq en marzo de 2003.

"No puedo decir que podría haber provocado una diferencia definitiva. Pero ciertamente hubiera mitigado los problemas que han aparecido últimamente", afirmó.

Carter es desde hace tiempo un fuerte crítico de la guerra en Iraq y ya expresó anteriormente su decepción por el hecho de que Blair no utilizara su influencia de manera más sabia.

Blair, que dejará su cargo el 27 de junio tras 10 años en el poder, se reunió con Bush por última vez como primer ministro el jueves en Washington. Ambos se mostraron desafiantes sobre su decisión de invadir Iraq, y dijeron que la Historia los juzgará.

Estas declaraciones de Carter reflejan una crucial diferencia en el seno del fabianismo internacional, del que, el Partido Laborista, ha sido parte integrante desde siempre. AHORA EL Partido Laborista se encuentra dividido, al igual que la socialdemocracia internacional.

Este ha sido uno de los legados de la Presidencia de Bush y de los intentos de los conservadores extremistas que tomaron el poder en los Estados Unidos. El legado de la división y del declive del liderazgo norteamericano en el mundo.

Un connotado miembro del ala fabiana internacional, como el megaespeculador George Soros, ya tiene mucho tiempo alertando sobre esta situación, calificada como una verdadera catástrofe para Occidente.

En su libro, Tiempos Inciertos, publicado muy recientemente, este mismo año de 2007, Soros se propone, precisamente, caracterizar la incertidumbre y peligro de los tiempos que corren, sobre todo ante la circunstancia del liderazgo del Presidente Bush y de gente como Tony Blair.

Soros se jugó todo su capital político y algo de su fortuna personal a favor del candidato demócrata John Kerry, en contra de Bush en las elecciones presidenciales, precisamente por estar convencido de la tragedia que significa Bush.

Soros, a quien se le atribuye –muy creíblemente- la debacle financiera de malasia, hace varios años, niega los cargos así como se resiste a admitir que ha sido responsable de las llamadas revoluciones de terciopelo en Europa del Este.

Trata de distanciarse así de las políticas fracasadas de la administración Bush.

Pero su tema obsesivo de interés principal no es otro que el de la crisis energética global.

Primero, afirma que la crisis energética global es un proceso paralelo al de la globalización, y que tiende a agravarse con el tiempo.

Públicamente, esta idea de una crisis energética global, radical, estructural, no era aceptada ni asumida por los líderes mundiales.

Sólo un puñado de analistas en el mundo, entre los que nos contamos, había señalado la emergencia imparable de esta crisis como consecuencia del efecto del llamado Pico del petróleo.

Ahora, por primera vez, aparece en el texto de un influyente líder de la comunidad financiera internacional, el nombre de Gubert, el olvidado autor, en 1971, de la polémica teoría del pico del petróleo, que consiste en afirmar que las reservas de los yacimientos de crudo empezaron a declinar, o van a empezar a declinar en algún momento cercano.

Muchos afirman que ya ese momento pasó.

Cierto o falso, la crisis energética global se precipita y es un importante factor de la política mundial de nuestros días.

Es en este contexto que Soros, en su libro, alerta, acerca del peligro de una interrupción del flujo mundial de petróleo como consecuencia de la actividad de los grupos terroristas, de los piratas de Nigeria, o de decisiones políticas del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

Este es uno de los puntos que nos interesa resaltar. Soros dice que Venezuela es una potencia que puede amenazar a los Estados Unidos.

Carter debe pensar lo mismo, sin duda.

Su diferencia con Bush radica en que recomienda aparentemente políticas muy distintas para tratar con el presidente Chávez, y también con los problemas del Medio Oriente, o con Irán.

Por su parte, la revista Newsweek, en su edición del 21 de mayo, incluye un comentario, firmado por J. Robinson West, en el que se afirma que el estilo de nacionalismo petrolero del Presidente Chávez está poniendo en peligro el crecimiento económico mundial.

Una afirmación bastante seria, que expresa la percepción de un sector importante de la política y de los negocios, en los Estados Unidos.

Las alarmas están encendidas también, de acuerdo con el artículo, en razón de los recientes anuncios del gobierno venezolano de tomar posesión de la riqueza petrolera de la faja del Orinoco, y, muy importante, por la presencia de el gigante petrolero chino CNPC en el mismo lugar.

El 80% del petróleo mundial se encuentra ahora controlado por compañías estatales: las nuevas siete hermanas. ARAMCO, Compañía iraní, Gazprom, CNPC, PDVSA, Petrobrás y compañía petrolera de Indonesia.

Pero el mismo Soros advierte que la crisis de la energía también puede ser vista como una aguda crisis ideológica. La crisis no es sólo energética

La crisis energética no puede ser evitada, aunque si diferida. Aplazarla significa ganar tiempo que escasea tanto como el petróleo.

La información sobre la gravedad de la crisis es rigurosamente administrada, entre otras cosas, porque la ignorancia permite a los centros de decisión imperiales asumir todo el protagonismo, operar a puertas cerradas y excluir de las reflexiones incluso a los países que poseen grandes reservas de petróleo, gas, carbón y uranio.

Es obvio que las naciones desarrolladas, encabezadas por los Estados Unidos, tienen conciencia de las dimensiones y de la urgencia del problema y probablemente en los círculos estrechos se este cocinando una estrategia que ignora a la mayor parte de las naciones pobres.

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