sábado, 23 de junio de 2007

ENIGMAS DEL PODER

INFORME GEOESTRATEGIA
10 de Junio de 2007
por Gilberto Merchán y José Jesús Villa Pelayo

Poco le duró a Bush su actitud sarcástica y de perdonavidas en relación con el proyecto estadounidense de emplazar escudos antimisilísticos en Polonia y la República Checa.

Bush insistió en tratar a Rusia, en la reciente reunión del G-8, como una potencia de segundo orden, incapaz de oponerse con firmeza a la pretensión norteamericana de colocar una real y formidable amenaza militar en su frontera. Una verdadera declaración de guerra, al decir de Noam Chomsky. Pero salió con las tablas en la cabeza.

La contrapropuesta de Putin de participar en un proyecto defensivo común, un emplazamiento antimisilístico conjunto, a ser erigido en Azerbaiyán, en la frontera norte de Irán –la supuesta amenaza- dejó a Bush con los ojos claros y sin vista.

En efecto, no le fue difícil a Putín mostrar que este emplazamiento es muchísimo más conveniente, si se tratara de defender a Europa de un posible ataque nuclear iraní.

Por ejemplo, la destrucción de un misil iraní desde un escudo en Polonia o en la República Checa representa un peligro para la población, ya que los restos de los proyectiles caerían sobre territorio continental.

Por el contrario, la detección y eliminación temprana de misiles desde una base en Azerbaiyán o Turquía, permitiría que los restos cayeran al mar.

Cualquiera que mire el mapa puede darse cuenta que un escudo antimisiles en esa parte del continente, el Caspio, es mucho más adecuada para contrarestar supuestos ataques iraníes.

De forma que la jugada magistral de Putín deja a los estadounidenses en una posición difícil.

Si aceptan la propuesta rusa, perderán definitivamente su condición de potencia dirigente que coloca la agenda y realiza las proposiciones importantes.

Si insiste Bush en emplazar los escudos en Europa Oriental, quedará de manifiesto que el objetivo verdadero es Rusia. O corren o se encaraman.

Los europeos, por su parte, se han adelantado a expresar su simpatía por esta proposición rusa.

En efecto, la propuesta estadounidense siempre fue vista con recelo, porque es delicado para ellos provocar la reacción de Rusia, una aliada estratégica importante para Alemania y Francia, sobre todo ahora, en la nueva era de la escasez de petróleo y gas.

Rusia, junto al Medio Oriente, son los grandes proveedores de energía a Europa.

Los europeos, en consecuencia, tienden a simpatizar con la propuesta de Putin, que elimina el problema del entendimiento con Rusia. Una excepción a esta reacción europea es Blair.

Tony Blair, siempre al lado de Bush, ha conducido el ataque contra Rusia. Incluso ha amenazado con detener el fliujo de inversiones en Rusia.

Junto a Bush, ha dado declaraciones hostiles contra Rusia, usando el tema de los derechos humanos.

Recordemos que el presidente de los Estados Unidos, en una reciente declaración en Praga, en el marco de la misma reunión del G-8, atacó a Rusia y a China, con el mismo pretexto. Fue la misma parrafada en la que atacó a Venezuela y a su liderazgo “populista superficial”.

¿Será que Bush es muy profundo?

A decir verdad no ha dado muestras de mucha profundidad. Por el contrario, tanto sus recientes actuaciones, como las de funcionarios destacados de su administración –como Condolleeza Rice- muestran más bien una asombrosa ligereza y falta de contacto con la realidad.

Recuérdese la chambona incursión de la señora Rice en la XXXVII Asambla General de la OEA en Panamá.

Una actuación sin preparación alguna, improvisada, sin consecuencias, diplomáticamente inocua, en una palabra, verdaderamente superficial.

Si es la incursión de Bush en la reunión del G-8, más superficial no puede haber sido. Veamos:

No llevó Bush ninguna propuesta sobre el calentamiento global y el efecto invernadero. En esta materia, la batuta la llevó Alemania. A Bush parece interesarle en verdad cómo producir más gases y aumentar el efecto. Es obvio que estados Unidos carece de liderazgo en este tema. No tiene nada que decir. Ni en este tema, ni en casi ningún otro. La superficialidad es abrumadora. El mundo cambió y no se dieron cuenta.

Hasta las revoluciones de tercipoleo ya perdieron su eficacia, y ellos no se han dado cuenta. Siguen trabajando, rutinaria y superficialmente, con modelos viejos, desgastados, ineficaces y ridículos.

De alguna forma, la globalización ha servido para tomar conocimiento muy rápido y extenso de estas tecnologías suaves del golpe blando, basadas en la producción de shows de televisión mundial. Ya están demasiado vistas.

No hay programa de televisión que pueda mantenerse hoy por mucho tiempo en las pantallas sin cansar a los auditorios. Y sin que los auditorios conozcan muy rápidamente lo que sucede tras bastidores.

Ahora las audiencias se interesan precisamente en saber lo que ocurre tras bastidores, como lo demuestra la popularidad creciente de los llamadeos reality shows.

Pudiera producirse ahora un programa muy atractivo, de televisión mundial, con el nombre: “Cómo se hizo la revolución en Ucrania” o “Cómo se hizo el 11 de abril” o tal vez “Cómo se hizo la revuelta de los estudiantes de Caracas”.

La “Revuelta de los estudiantes de Caracas” es en efecto, el último show escrito, dirigido y producido por los estudios cinematográficos del Departamento de Estado.

No en vano tuvo la participación destacada de un grupo numeroso de actores y actrices de la televisión venezolana.

Y hasta los gestos aparentemente más espontáneos de los nuevos actores y figurantes de esta nueva película son escritos por creativos de agencias de publicidad, o por guionistas, y no por asesores políticos.

Los nuevos actores de la política son en realidad actores en el verdadero sentido del término.

Cuando la política se convierte, casi toda ella, en espectáculo, que es lo que está sucediendo también en los Estados Unidos desde la época de Reagan, todo se pervierte. La política no puede ser asunto de payasos.

Volvamos al tema de la reunión del G-8.

Bush tampoco logró imponer su idea sobre Kosovo. Un tema sobre el que hay también creciente resistencia en Europa.

Estos fracasos de Bush lo revelan como el peor presdidente de la historia de los Estados Unidos. Una suerte de Calígula, símbolo del deterioro moral, espiritual de las elites romanas. De la decadencia.

El hijo retardado (tarado) producto de la endogamia de las grandes familias. El vástago con cola de cerdo, después de cien años no de soledad, sino de imperialismo.

¿Apostará ahora el poder angloamericano a una renovación simbólica de la estirpe del poder, apelando a Baracak Obama, como una suerte de cruce salvador de la raza política?

En efecto, el poderos Consejo de Relaciones Exteriores no hace más que promover ahora a Baracak Obama.

Pero no nos desviemos, volvamos al G-8.

Brasil y México, Lula y Calderón, fueron verdaderos convidados de piedra a esta reunión. Sin embargo, hay que destacar las declaraciones de Lula a la BBC con relación a Venezuela, una noticia que, por supuesto, no fue en absoluto destacada por la prensa venezolana opositora.

Lula dijo tres cosas realmente importantes:

1. Dejó bien en claro que la medida de no renovación de la concesión a RCTV es, a su juicio, completamente democrática.
2. Declaró también la convicción de que Estados Unidos intentó derrocar a Chavez apoyando el golpe de estado en el 2002.
3. Lula niega que Chávez sea un elemento desestabilizador en América Latina.
4. Alertó, eso sí, que la fuerte declaración de Chavez para defenderse del ataque del Senado brasileño pudiera entorpecer la aprobación definitiva del ingreso de Venezuela al MERCOSUR.

Muy oportunas declaraciones de Lula.

Recordemos la portada del periódico "Tal Cual" en la que, haciendo gala de la habitual exageración y distorsión, se planteaba la ruptura definitiva entre Lula y Chávez. Los dos socialismos supuestamente rivales de los que habla Teodoro Petkoff.

Lula, reducido a mero espectador en la cumbre del G-8, tuvo tiempo seguramente de reflexionar sobre su relación estratégica con Venezuela.







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